martes, 5 de octubre de 2010

¡Extremismo!

Entre tantas cosas de las que se ha abusado en Honduras, en estos días cuando todos asumen posiciones, está el término ‘extremismo’.

¡Con cuánta frecuencia uno llama ‘extremista’ a otro! ¡Con qué facilidad nos llamamos a otros 'radicales'!

Ante ello, como es natural, muchos hondureños prefieren asumir posiciones ‘neutrales’ o ‘de centro’. Hacen bien, en general, porque una posición sosegada y prudente contribuye a una discusión que no solo es más elegante, sino que además permite encontrar coincidencias y bases sobre las cuales construir a Honduras.

Sin embargo, el término ‘Extremismo’ sigue siendo abusado. No puede ser extremista quien adopta una postura ideológica y la sostiene con argumentos sólidos. Más importante que la etiqueta con que identificamos a alguien por sus ideas, es la conveniencia de que todos piensen y estructuren su propia visión del estado de las cosas. Después de todo, una democracia se nutre de la capacidad de los pueblos de superar sus diferencias, y no de su homogeneidad cultural, étnica ni filosófica.

Tampoco podemos minimizar los argumentos de otro acusándole de tener pensamientos ‘ideológicamente definidos’. ¡Claro que debe haber posturas ideológicas! ¡Sin ella no hay plan ni estrategia posible!

Es peligroso dejarse intimidar por la posibilidad de ser tildado de extremista.

Valoro la libertad. Me siento afortunado porque no tengo más limitaciones que las mías propias y las que me impone la Ley para asegurar las libertades de los demás.

Por supuesto que el sub-desarrollo en que vivimos obstaculiza muchas de mis posibilidades para desarrollar mi pleno potencial. Más aún para los más pobres y menos afortunados, pero la pobreza espiritual y mental que prevalece en Honduras nos limita a todos.

Estoy convencido de que la mejor manera de desarrollar a Honduras y a Centroamérica es mediante el desarrollo de una economía abierta, de mercado libre, con un mínimo de regulación gubernamental que se ejerza por medio de un sistema judicial justo, independiente y capaz de ejecutar lo juzgado. Que debemos reducir el tamaño del gobierno central y conceder personalidad jurídica a los departamentos para que puedan constituir autoridades locales efectivas capaces de generar su propio desarrollo, brindar a nivel departamental todos los servicios y tributar a Tegucigalpa una fracción de su riqueza y no la casi totalidad, como se hace actualmente.

Creo que debemos desarrollar la sociedad anónima y los mercados de verdaderos valores, donde se compren y vendan acciones, bonos, certificados de depósitos, en lugar de transar únicamente préstamos caros disfrazados de Pagarés; y que son los particulares –y no el Estado- quien debe desarrollar dichas instituciones. La intervención estatal debe en este momento concentrarse principalmente en contribuir a elevar las posibilidades de supervivencia de las pequeñas empresas durante los primeros diez años de su vida para así potenciar sus probabilidades de convertirse en grandes empresas.

Nuestra población está menos aislada y ha visto más del mundo. Estoy convencido de que estamos listos para iniciar cambios que nos conduzcan a una condición de economía y país vibrante sin cambiar la Constitución.

No es correcto ni respetuoso que alguien me llame extremista por pensar diferente a él o ella. Un argumento en contrario a mis convicciones debe conducirme a la reflexión y a considerar una modificación de mis posiciones si el otro es capaz de argumentar con sustancia y de manera convincente. En el momento guardaré silencio y ponderaré posteriormente aquella alegación. Después de todo, solo los tontos no cambian de opinión.

Cosa distinta ocurre cuando una deliberación es interrumpida tajantemente señalando al otro de ‘extremista’. Ante ello se devalúa el debate y se demerita la calidad del interlocutor.

En esta época de La Sinrazón, cuando los argumentos no son respondidos con argumentos sino que con los votos de una abrumadora mayoría, y peor aún, con brusquedad, hay que temer, no al extremista, sino al que lo tilda de tal.

Tegucigalpa, 5 de octubre, 2010.

viernes, 6 de agosto de 2010

La Educación y la Seguridad Nacional

Más que la brecha entre ricos y pobres, me preocupa la brecha generacional entre padres e hijos, abuelos y nietos, maestros y alumnos.

La brecha generacional que recuerdo se limitaba a diferencias en el gusto por la música y al natural desafío que planteaba a sus padres una juventud que quería explorar su entorno, hacer las cosas a su modo y encontrar su lugar en el mundo, mientras sus mayores procuraban corregirlos y encausarlos.

Hoy, esa misma brecha tiene distintas características, pues no está limitada a diferencias entre padres e hijos. La capacidad de comunicarse, de establecer límites y puentes, y de confiar el uno en el otro no parece ser igual que antes.

Hoy, la violencia común y organizada y las distracciones como el internet, los juegos electrónicos y 150 canales de televisión disponibles las 24 horas, tornan la comunicación mucho más difícil de lo que podía serlo pocos años atrás.

Tornando las cosas más difíciles, muchos padres están ausentes, trabajando en el extranjero. Tíos y abuelos, a menudo con dificultades para encargarse de hijos ajenos, se encuentran con frecuencia frente a la responsabilidad de atender a un niño pequeño o a un adolescente en plena rebeldía.

Ante estos desafíos, los adultos con niños bajo su responsabilidad encuentran grandes dificultades para educarlos. Con adultos no capacitados para guiarlos y orientarlos, los jóvenes quedan a la deriva; sus oportunidades y posibilidades merman; sin entender lo que sucede, siguen alegremente al Flautista de Hamelin.Esta situación debe sonar una alarma que nos llame a todos a la acción.

El incumplimiento de los deberes de tantos afiliados a colegios magisteriales y sus dirigentes debería haber generado una respuesta política con el mayor vigor e ímpetu posibles. Aunque tarde ya, nunca es demasiado tarde para comenzar a revertir negligencias e inoperancias tan trascendentales como las que han ocurrido en nuestro sistema de educación.
Los sistemas complementarios y no formales de educación son más necesarios que nunca. Las iglesias, las organizaciones voluntarias de apoyo a la juventud, los Scouts, los clubes deportivos y las empresas que reconocen su responsabilidad social deben encontrar un liderazgo entre sí y abordar el problema.

¿Qué pasa si no pasa nada?

Si nuestra educación nacional continúa tan desvinculada de la realidad, se ensanchará la brecha entre ricos y pobres, porque mientras los primeros se prepararán para dirigir la fábrica, los segundos apenas serán peones mediocres.

Si nuestra economía no es capaz de reclutar trabajadores capacitados y eficaces, seremos arrollados por la competitividad de los vecinos.

Si los barrios no pueden identificar sus áreas verdes, no podrán habilitarlas para ofrecer sitios de esparcimiento y de unión para sus familias.

Si las empresas con responsabilidad social no reconocen la relación entre el bienestar de la comunidad y las oportunidades de crecimiento para la empresa, no habrá crecimiento ni empresa.

Si La República no se fortalece con hondureños inteligentes, capaces, patriotas y valientes, El Salvador y Guatemala se disputarán el Valle de Sula y sus alrededores, y Nicaragua se quedará con la Mosquitia, Olancho, Puerto Castilla y Choluteca.

Las iglesias deben fortalecer espiritualmente a jóvenes y adultos. Los maestros deben quedarse en las aulas o salir del sistema. Los muchachos deben aprender sobre finanzas familiares, administración de proyectos y planificación estratégica.

El Movimiento Scout debe tener presencia en toda Honduras. Honduras necesita tener más Scouts para que niñas, niños, jóvenes y adolescentes crezcan fortalecidos con sus valores, sean responsables y se conviertan en grandes líderes. Si se unen al Movimiento, se divertirán aprendiendo y sirviendo.Debemos inculcar a nuestros hijos y nietos que los adultos tenemos el deber de ayudarles a crecer, y demostrárselo. Aún así, no debemos olvidar que todos los esfuerzos de los adultos darán el fruto deseado únicamente si los mismos niños ponen de su parte con entusiasmo y deseo de superación.

Las familias cohesionadas siguen ofreciendo mejores oportunidades de superación a sus hijos. Es por ello que está en el interés nacional que todos apoyemos a los padres que han emprendido una lucha para renovar y adecentar el sistema de educación en Honduras.
Esa lucha es titánica dada la indiferencia de tantos. Transformemos esa indiferencia en solidaridad. Después de todo, hay sabiduría en aquel refrán que dice, "hoy por tí, mañana por mi". Es ahora o nunca.

"Soñaba el abad de San Pedro; y yo también sé soñar"

miércoles, 4 de agosto de 2010

Elogio a ser Burgués

No deja de sorprenderme cuán común es que un insulto frecuente entre hondureños sea referirse al otro como "¡Qué Indio...!" Es decir, "Somos hondureños, y por lo tanto, somos tontos, inferiores y feos". Quien niegue que esa es, mas o menos la connotación de insultarnos así, que lo señale y demuestre lo contrario.

"Cariño no quita conocimiento", dice un refrán. Los hondureños no son sofisticados ni muy cultos. Su memoria colectiva es muy corta y no son muy conocidos entre las naciones, especialmente después de nuestro pésimo papel en la Copa del Mundo. Estamos lejos de ser como debemos ser.

Sin embargo, nuestros logros nacionales no son despreciables. Hemos revertido los indices de analfabetismo en menos de 30 años; hemos mejorado sustancialmente nuestra expectativa de vida y el acceso a la educación; hemos logrado mantener a raya epidemias y pandemias que según expertos, nos iban a diezmar, como el cólera, por ejemplo. Incluso manejamos mil veces mejor el desastre causado por Mitch y la Tormenta Tropical 16 que como Estados Unidos manejó a Katrina y el pozo petrolero de BP.

Aunque, repito, estamos lejos de ser lo que podemos ser, no estamos tan mal como muchos dicen que estamos. En Honduras es posible enviar a los hijos a estudiar; si lo aprovechan, mejoran sustancialmente sus condiciones de vida. La movilidad social ascendente en Honduras es una realidad y es el origen de la clase media hondureña.

Esa movilidad social el mismo fenómeno que ocurrió en la Europa feudal cuando, a través del Renacimiento, avanzó hacia nuevos paradigmas de organización política y social.

A medida que los habitantes de los burgos se incorporaban de manera independiente a la actividad económica, la riqueza comenzó a circular y a cambiar de manos sin cambios políticos violentos. Un pueblo que se educa, prospera, y al prosperar, sus necesidades también avanzan para producir arte, cultura, desarrollo humano.

Es por eso que ser burgués puede ser solamente un adjetivo positivo. No tengo porqué avergonzarme de los méritos y los logros de mis padres. Todo lo contrario: me enorgullecen. Su trabajo fue constante; su empeño inclaudicable; su dedicación encomiable. Ellos superaron la base que les dejaron sus padres. A mi me corresponde superar la que lograron los míos. Si mis hijos no superan lo que yo les deje, habré fallado yo o habrán fallado ellos.

El bienestar y la prosperidad que generan la actividad privada es el caldo de cultivo para el desarrollo del arte, de la cultura; del urbanismo y la arquitectura; de la ciencia y la tecnología. La calidad de nuestras vidas se define en gran medida por nuestras capacidades económicas; la felicidad, por nuestro avance espiritual.

La justicia social será el resultado de una interacción adecuada de todos los elementos que conforman el Estado: el Poder y los Gobernados respetándose mutuamente; y ambos haciendo uso correcto del territorio y sus recursos. El Estado Paternalista no trae felicidad; el Estado Socialista no trae prosperidad.

Es por eso que así como no debe ofenderme que me digan "indio", tampoco me doy por aludido cuando emplean el término "burgués" en sentido peyorativo. Me enorgullece ser burgués. Me complace que se diseñen campañas publicitarias para atraer mi atención; aprecio las exposiciones temporales y permanentes que se exhiben en nuestros museos; procuro actualizarme para mejorar mi capacidad de aprovechar oportunidades.

Se que la generalización del bienestar me favorece porque me permite participar de un pastel más grande que ajuste para más. Pero además de la conveniencia propia, espero por el beneficio de los demás, que salgamos de la pobreza, que más hondureños encuentren la forma de vivir mejor, de no ser presas fáciles de políticos y "revolucionarios" sinvergüenzas. Espero poder contribuir al bienestar y grandeza de Honduras. Espero que podamos lograrlo.

Sin cambiar la Constitución.

viernes, 16 de julio de 2010

A Ring of Fire

It's been a year now, since June 28, 2009 and the facts still open heated debate. That day is a true landmark in Honduras's history, and its consequences will be lasting.

Among the many aspects of this subject, the role of the Venezuelan Government is highly controversial. Left-wingers and members of the Resistencia who happen to be friends of mine tend to minimize the role of Venezuela's President in the Honduran crisis. They do so either through sarcasm or denial.

Honduras will be difficult to understand if it's not seen in a global context.

Upon assuming power in Venezuela, her President began to systematically disband the political and legal structures that led him to the Presidency and has thus avoided the election of a successor.

Determined to transform his country into a regional power, he forwarded his true goal: to challenge the United States of America's hegemony in the Americas; to use Venezuela's oil as a weapon; and to establish a new empire, from the ruins of what was once the Great Colombia, allied with America's enemies to provide that kingdom an unprecedented political dimension.

To build this megalomania, Central America is a crucially important bridge, and Venezuela's elected dictator knows this well. This is why what happened last June in Honduras imperils all which he has so painstakingly built.

In the face of what happened in Honduras, the tyrant of Miraflores is ill-equiped to confront the challenge that Colombia poses in its determination to end the decades-long internal war against groups that find havens in Caracas, Quito and La Paz.

Moreover, due to Brasilia's clumsiness, the U.S. can now resume its determinant role in Central America and Honduras, while even being able to strenthen its presence in South America and is has announced it will station SEVEN THOUSAND TROOPS off the coasts of Costa Rica.

A ring of fire is being set to surround he who not even the King of Spain has been able to silence; this ring has been lit. It burns.

As a result of this, legal action has been initiated against the owner of Globovision and the chairman of Uno America. The Political Police, inconceivable in a Democracy, is active in Venezuela and the threat against the opposition is real; The despot means what he says.

We must prepare ourselves. In a globalized world, a fluttering butterfly may cause a tempest elsewhere, and in Venezuela another ring of fire is being set against the Opposition. The actions against Peña Esclusa and Zuloaga are not isolated events. The Dictator is scared and he is angry. Once he feels secure again internally, he will launch a new international offensive, adding unconventional elements to his diplomatic strategy. His long term political survival is at stake.

As for now, we citizens must demand from the Organization of American States to intervene in Venezuela regarding Peña Esclusa, Zuloaga and other opposition leaders. Write to the Secretary General of the OAS to demand intervention by the Interamerican Commission for Human Rights in Venezuela.

Lack of action will result in tomorrow's sorrow. José Miguel Insulza's e-mail address is: jinsulza@oas.org

jueves, 15 de julio de 2010

El Anillo de Fuego

Ya se cumplió un año desde el 28 de junio 2009 y aquellos hechos aún despiertan acaloradas discusiones. Verdaderamente esa fecha marca un hito en la historia de Honduras y sus consecuencias serán duraderas.

Entre los muchos aspectos de dicho tema, el de la participación del gobierno de Venezuela es uno de los más controversiales. Mis interlocutores de Izquierda y miembros de la Resistencia tienden a minimizar el papel del presidente venezolano en la crisis de Honduras, recurriendo al sarcasmo o a negarlo.

Difícilmente comprenderemos lo ocurrido en Honduras si no lo vemos en su contexto global.

Desde que asumió el poder en Venezuela, su Presidente comenzó a desarmar las estructuras políticas y legales que le permitieron alcanzar la presidencia, para así impedir que cualquier otro pudiera sucederle.

Con la determinación expresa de convertir a su país en una potencia regional, impulsó su ulterior propósito: retar la hegemonía de Estados Unidos en las Américas; utilizar el petróleo venezolano como arma; y fundar un imperio aliado con enemigos de Estados Unidos que darían una dimensión sin precedentes a un reino que pretende reconstruir a partir de lo que fue la Gran Colombia.

Para constituir esta megalomanía, Centroamérica es un puente de crucial importancia, y el dictador electo en Venezuela lo sabe muy bien. Por eso, lo ocurrido en junio del año pasado en Honduras pone en riesgo lo que le ha costado tanto alcanzar.

Ante lo que pasó en Honduras, el Tirano de Miraflores está insuficientemente equipado para enfrentar el reto que le plantea Colombia, decidida a poner fin a décadas de guerra interna contra grupos apoyados desde Caracas, Quito y La Paz.

Peor aún, como resultado de la torpeza de Brasilia, Estados Unidos no solo puede ahora reasumir su hegemonía en Centroamérica y Honduras, sino que puede además fortalecer su presencia en Sudamérica, y más aún, está por estacionar SIETE MIL HOMBRES frente a las costas de Costa Rica.

Un anillo comienza a rodear a aquel que ni el Rey de España había podido callar; ese anillo está encendido. Arde. Quema.

Como resultado de eso, sendos procesos judiciales se han intensificado contra el dueño de Globovisión y contra el presidente de Uno América. La Policía Política, inconcebible en una democracia, está activa en Venezuela y la amenaza contra la oposición es real; el Déspota va en serio.

Debemos prepararnos. En un mundo globalizado, el aleteo de una mariposa en un lugar genera un vendaval en otro, y en Venezuela también se ha tendido un anillo de fuego contra la oposición. Los procesos contra Peña Esclusa y Zuloaga no son hechos aislados. El Dictador está asustado y enojado. Una vez se sienta seguro internamente, probablemente arrecie su política exterior agregando elementos no convencionales a su estrategia diplomática. Se juega su supervivencia política a largo plazo.

Por ahora, los ciudadanos debemos exigir a la Organización de Estados Americanos que intervenga ante lo que sucede en Venezuela con Peña Esclusa, Zuloaga y otros opositores al régimen. Escriban masivamente al Secretario General de la OEA para exigirle la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ante lo que ocurre en Venezuela.

No debe haber omisión hoy que se traduzca en lamento mañana. La dirección de José Miguel Insulza es: jinsulza@oas.org

jueves, 8 de julio de 2010

Resistencia y Reconciliación


Entre las pocas cosas en que coinciden los "golpistas" y los "golpeados" es sobre lo que ambos denominan un 'despertar' del pueblo.

Cada grupo está convencido de que el pueblo ha despertado y que no permitirá más abusos de los gobernantes. Espero sinceramente que eso sea verdad.

Aunque no veo condiciones que produzcan una guerra civil en el corto ni en el mediano plazo, verdaderamente es el momento para que la ciudadanía hondureña asuma el papel que le corresponde al electorado en toda democracia moderna y viable. Sin embargo, persiste el tema de una incondicional "reconciliación" a partir de la cual es que Honduras podrá comenzar su camino hacia el éxito.

Esa reconciliación es más bien una fuente de discordia.

Mientras un segmento de la sociedad, predominantemente integrado por la Clase Media, ve el "despertar" como la convicción de que ellos deben involucrarse más en política y de hacerse escuchar más y mejor tanto en los partidos políticos tradicionales como en las esferas de gobierno, el otro segmento ve ese "despertar" como la convicción de que debe 'refundarse' a Honduras mediante la disolución de la República y la fundación de otra a partir de una nueva Constitución que garantizaría la verdadera justicia social y el fin de la pobreza y las inequidades.

Por supuesto, aunque podría considerarse peligroso tomar partido tan temprano, creo que puede serlo también no escoger un bando. Ante ello, yo ya he hecho conocida mi postura y creo que nuestra democracia puede cambiar desde adentro, sin revoluciones drásticas o violentas.

Pero sí necesitamos hacer cambios, rápidamente. Necesitamos replantearnos la forma de alcanzar el ideal que queremos para Honduras.

A manera de ejemplo: ¿Es adecuada nuestra división política en 298 municipios? ¿Porqué no reconocemos personalidad jurídica a los departamentos? ¿Prosperaremos si cada departamento se gobierna solo, con autoridades electas y presupuestos autónomos? Y si tuvieramos 18 entidades verdaderamente funcionales, ¿tendremos que modificar nuestro poder legislativo para que los Departamentos también estén representados en el Congreso?

Debemos plantearnos estas preguntas, y muchas más. Debemos también plantearnos una actitud crítica de las actuaciones del gobierno; una autogestión en la que hagamos más por nosotros mismos en lugar de que venga el Gobierno a hacer las cosas por nosotros; que creamos que podemos y merecemos triunfar con fundamento en educarnos, formarnos y forjarnos, y dar buen ejemplo a nuestros hijos, sobrinos, nietos y vecinos.

La Resistencia también es de hondureños. No debemos negar su existencia y debemos valorar en su justa medida su importancia política. Aunque fueron fundamentales en la victoria electoral de Pepe Lobo, exhiben carencias para formular una estrategia coherente con un proyecto político autónomo.

Si la Resistencia se presenta como una agrupación de la Izquierda Hondureña, la fragmenta aún más; si plantea una visión nacionalista, se contradice al idolatrar la figura de Hugo Chávez y sus satélites. Y si pretende fortalecer la institucionalidad hondureña, fracasa porque se ha aliado con entidades desordenadas e irresponsables que le ganan el repudio de quienes podríamos considerar discutir alianzas con ellos. No se perciben como aliados deseables por la actitud de su su liderazgo y la conducta de su membresía; ambos son impulsivos e inmaduros.

Aún así, su existencia real es necesaria, siempre que pueda sosegarse, agruparse, tornarse selectivos respecto de su membresía, y luego formular posturas críticas para desarrollar planteamientos viables.

Los "blancos" también deben organizarse aún más. Los 'pobres' y los 'ricos' están organizados políticamente. La Clase Media no lo está y debe hacerlo. Los partidos políticos deben convertirse en la arena en la que debe conquistarse el escenario político con el liderazgo de una clase media que asuma un papel que le permita avanzar en su propia movilidad social ascendente y no solo no impedir, sino que más bien IMPULSAR la movilidad social ascendente de aquellos que aún califican como 'pobres'.

En parte, el éxito se mide en términos financieros, pero no es el único parámetro de evaluación. Ni el más importante tampoco.

Sabremos si hemos tenido éxito cuando más y más hondureños puedan ver a los ojos al encuestador y respondan, "Sí. Soy Feliz".

martes, 6 de julio de 2010

Backwardism


On the onset of the twenty-first century, the ideological disputes which marked the end of the Cold War during the eighties, makes a worthless comeback to center-stage.

What should be a rich academic debate is, instead, a barren tug-of-war which seems to me is more in tune with the strategic expansion project of an extra-regional power, than an effort to improve living conditions for the Poor.

Instead of advancing, we move backwards. We are in the middle of an ideological confrontation which leads to destruction rather than creation; to question instead of proposing; to "feel" as opposed to planning, and to talk instead of doing. It's a vision that confronts the future against the past, treading backwards. It's "backwardism" in its purest form.

It's everywhere, but it's most visible in the streets. While Union leaders demand free education for their members' children, teachers are out on the streets, shouting slogans. As workers demand for a pay raise, their productivity diminishes.


It's the same with the Government. Instead of rallying us toward success, it focuses on ensuring foreign 'aid', while it dismisses scores of civil servants to hire its own political activists. The money it allocates to severance payments is a huge leap backward.

The antidote to Backwardism is a vision forward, striving for individual, local and national successes as connected goals. Businessmen must seek new markets, striving for quality for success; laborers must see their relationship with their employers as symbiosis rather than Class Struggle. The high liquidity of Honduras's banks must give way to opportunities, even if it is the result of consumerist behaviors.


The Middle Class must embark on a transition towards a more relevant political activism; conquering spaces in political parties, setting up city halls in their own neighborhoods and encouraging its kids to set up service-oriented businesses instead of looking for jobs.

There are no easy solutions. The workers are right when they read the situation and point to the hardships of making ends meet, but a mere increase in the minimum wage is not the solution.

Government-bashing isn't the best choice either. We must find solutions to our problems on our own, without renouncing on criticism of the Government. After all, the Constitution was created so citizens can restrict the Government and no the other way around.


We must believe we can make it and then, we must get going. Only looking forward, into the future, can we leave Backwardism behind, where it should stay.

Atrasismo


Iniciando la segunda década de éste nuevo siglo, las disputas ideológicas que marcaron el final de la Guerra Fría en los 1980's, vuelven a tomar un protagonismo improductivo.

Lo que debería ser un debate académico enriquecedor es más bien un forcejeo estéril que me parece que está más en sintonía con el proyecto de expansión estratégica de una potencia extra-regional, que en un esfuerzo por mejorar la calidad de vida de los más pobres.

En lugar de avanzar retrocedemos. Estamos inmersos en una confrontación ideológica orienatada a destruir y no a crear; a cuestionar y no a proponer; a "sentir" y no a planear; a "declarar" y no a hacer. Es una visión que confronta al futuro con el pasado, cuya dirección es hacia atrás. Es "atrasismo" en su más pura expresión.

Está en todas partes, pero es más visible en nuestras calles. Mientras los sindicalistas exigen educacion gratuita para el hijo del obrero, el maestro grita consignas sin ir a clases; mientras el obrero quiere un aumento salarial, su productividad disminuye.

El gobierno tambien camina para atrás. En lugar de arengarnos al éxito, se concentra en consolidar la "ayuda" exterior y en pasar la escoba de su color para contratar activistas. La plata que se va en prestaciones es un enorme salto en retroceso.

El antidoto contra el Atrasismo es ver hacia adelante, y orientarse al éxito individual, local y nacional como fines conexos. Los empresarios deben abrir mercados buscando el éxito con base en la calidad; los obreros deben ver su relacion con sus patronos más como una simbiosis que como una Lucha de Clases. La liquidez bancaria de hoy debe ser vista como una oportunidad aunque sea consecuencia de tendencias consumistas.

La clase media debe emprender una transicion hacia una actividad politica más trascendental; conquistar espacios en los partidos políticos, organizar cabildos en sus colonias; orientar a sus hijos a abrir empresas de servicios antes que buscar empleos.

Las soluciones no son fáciles. Los obreros analizan correctamente la situación cuando señalan lo difícil que es llegar a final del mes, pero un mero incremento salarial no es la solución.

Condenar al gobierno tampoco lo es. Debemos encontrar la solución a nuestros problemas nosotros mismos, sin que ello signifique renunciar a cuestionar al gobierno. Después de todo, la Constitución se creó para que los ciudadanos reprimamos al gobierno y no al revés.


Debemos que creer que podemos y luego, debemos actuar. Solo así, viendo hacia adelante, podemos dejar al Atrasismo atrás, donde debe estar.

viernes, 2 de abril de 2010

Sed de Agua y de Esperanza



"Si obedecieres mis preceptos que te mando hoy,
amando a tu Dios y sirviéndole con todo tu corazón y toda tu alma,
Daré la lluvia a tu tierra en su tiempo, la temprana y la tardía,
y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.
Daré también pasto en tus campos para tus animales,
para que todos coman y se harten
"

Arde. El sol, siendo la estrella caliente que es, nos envuelve. Su luz brillante lo satura todo, mientras la tenue capita de gases que nos cubre y protege, se debilita. Fuego y humo; basura e ignorancia; corrupción y desidia, malévolo concierto que ha puesto al Hombre y a Natura en bandos opuestos.

Hoy esperamos la lluvia de mayo en marzo, porque no hay agua. Durante décadas se dejó de buscar el agua. No por falta de dinero; ha sido falta de amor a la Patria.

Hay voces que llaman a señalar directamente como culpables a los funcionarios que omitieron tomar decisiones. Tienen razón, pues deben responder por sus actos y por su falta de acción.

Aún así, no debemos descuidar la responsabilidad colectiva. Hemos tolerado, alentado, fortalecido e impulsado a los políticos aspirantes a funcionarios que se convirtieron en carga para la Patria. En lugar de pedirles cuentas, les pedimos favores, y por ello, también nosotros somos responsables.

Hoy estamos en el ojo de un huracán geopolítico. Fuerzas poderosas se movilizan contra nosotros, desde adentro y desde afuera. Pronto nos tocarán las puertas proponiendo una asamblea constituyente para re-alinearnos con una alianza inherentemente maligna cuyo objetivo es defenestrar a los Estados Unidos de su posición como la nación más influyente y poderosa del mundo. Se creen capaces de doblegarla y trabajan para lograrlo.

Tío Sam, por su parte, está ansioso por mostrarse como un hermano mayor, una potencia benigna y no un imperio. Ante el dilema planteado por Maquiavelo sobre si es mejor ser temido o ser amado, prefiere ser amado porque teme a quienes le temen y ante ello, infunde temor a quienes le aman.

A pesar del daño que podrán causar, estoy seguro que nuestros enemigos fracasarán. Nuestra población sabe que con estudio y trabajo puede prosperar y mejorar su calidad de vida.

Una generación que apuesta al cambio será un semillero de líderes visionarios que comprenden que es necesario hacer más grande el pastel. Así resultará que más de nosotros encontraremos la felicidad que proviene de la sensación de pertenencia, de logro y de bienestar.


Vendrán líderes que comprenden que no basta depender de la lluvia; que hay que señorear la Naturaleza, trabajar con ella para que nos favorezca; que construiremos una nación frondosa, próspera y buena, que contribuirá a la paz del orbe y al bienestar de sus ciudadanos.

Vendrán días cuando el agua fluirá gracias al buen gobierno y la buena ciudadanía; vendrán tiempos con justicia, cuando será innecesario que los demagogos engañen a las mayorías con promesas populistas. Vendrá la caída de los dictadores electos.

Vendrán días de agua limpia y transparente, como así serán nuestros políticos.

miércoles, 27 de enero de 2010

La Riqueza que Cuenta


Me encontré con una historia que hoy comparto.

Un hombre se fue de su país a trabajar y hacer fortuna, con la esperanza de volver a su terruño convertido en hombre rico. Trabajó afanosamente quince años, ahorrando todo mendrugo que caía en sus manos, hasta que llegó el día cuando consideró que tenía suficiente.

Invirtió su cuantioso capital en un gran cargamento de cera para llevar a su país, venderlo allá y así multiplicar su dinero.

Una vez cargada la cera en el barco, un comerciante a quien había conocido algún tiempo atras, se le acercó y le explicó que la cera no era una buena inversión para él, pues en su país era muy barata. En cambio, la cera se pagaba muy bien en otro país en el cual el comerciaba, y le propuso que le trocara su mercancía por diamantes, que eran muy codiciados en el país de nuestro héroe, y baratos donde se encontraban.

El hombre lo pensó mucho, pero consideró que ya había tomado su decisión y que no valía la pena cambiarla. Sin embargo, accedió a cambiar la cuarta parte de su cera por el equivalente en diamantes, más bien como un gesto de cortesía con el mercader.

Su país, tan lejano como lo estaba, estaba a más de un mes de travesía por el mar. Durante ese tiempo, la cera comenzó a descomponerse y a oler mal. Se tornó tan nauseabunda la atmósfera en el barco, que los demás pasajeros se impusieron y arrojaron toda la cera sobre la borda. El hombre quedó devastado.

Al llegar a su patria, su esposa le recibió felizmente y con dinero prestado le festejó con un gran banquete. El hombre, acongojado por su pérdida en el océano, casi no pronunció palabra durante la fiesta. La esposa, intrigada, espero a que su marido se durmiese y registró toda su ropa; encontró un bolsito lleno con ciertas piedras que se miraban muy bonitas y las llevó al joyero por la mañana.


Casi se desmaya cuando el experto le hizo saber que con ese lote de diamantes podrían vivir cómodamente por el resto de sus días sin trabajar.

Al escuchar esta noticia, el hombre quedó perplejo y luego rompió en llanto: “si la cuarta parte de mi cargamento me produjo tanta riqueza, ¡cuánto me habría producido los otros tres cuartos si hubiese hecho caso a aquel mercante! ” Vivió amargado el resto de sus días.

Algunas personas son así: no aprecian lo que tienen, sino que añoran lo que no poseen y quizá siempre lo han tenido al alcance de la mano.

Siempre habrá una tarea extra qué hacer; una causa a abrazar; una canción para bailar; un ser amado a quién besar. Debemos vivir conscientes de que no estamos solos, que no somos criaturas aisladas y que somos parte de algo más grande que la suma de todos nosotros; que nuestra Patria necesita de nosotros. Es triste no tener patria. ¿Podríamos perderla algún día?

Debemos enterarnos que lo que tenemos no es poco, y que también debemos disfrutarlo. Planteaba otro sabio, muchos siglos atrás, “¿Quién es un hombre rico? Aquel que está feliz con su porción”.

Tegucigalpa, 29 de julio, 2007.

sábado, 23 de enero de 2010

De Puño de Hierro a Blandengue


"Eso Sería Justicia". Así remataba sus mensajes de campaña don Porfirio, "Pepe" Lobo, durante la contienda electoral 2005. Favoreciendo la pena de muerte, el trabajo forzado de los reclusos y penas muy severas, don Porfirio se mostraba como un hombre firme, con un puño de hierro y sin guante de seda.

Hoy vemos en él a un apaciguador. Habla de paz y reconciliación, perdón y unidad. Me parece bien. Es más probable que un pensamiento prudente nos guíe hacia una acción inteligente.

Sin embargo, apaciguar no suele funcionar como se espera. Colombia intentó apaciguar a los insurgentes durante décadas, y solamente logró avivar el fuego. Jimmy Carter quiso apaciguar a la floreciente Revolución Islámica en Irán, y consiguió que mancillaran su embajada en Teherán y humillaran a su gobierno. Y todos saben lo que sucedió cuando Neville Chamberlain cedió a todas las exigencias expansionistas de Adolf Hitler durante la Conferencia de Munich.

Apaciguar no es buen negocio. Envalentonamos a los fanfarrones y ofendemos a los vilipendiados.

Por supuesto que el nuevo gobierno tiene que hacer concesiones. Debe demostrar que quiere fortalecer la democracia, que está dispuesto a dialogar, a buscar la reconciliación nacional. Tiene que dar señales claras de ser un gobernante compasivo y tolerante, y que es un intérprete de los anhelos y expectativas de la nación.

El acuerdo que suscribió el presidente-electo en Santo Domingo nos ofende a muchísimos hondureños. Lo suscribió sin ser presidente, y con vigencia a partir de su firma, sin que se considere la ratificación legisltiva. Más grave aún, pone en precario a su gobierno al pronunciarse a favor de dejar salir a don Manuel Zelaya de Honduras, sin las restricciones que la institución del asilo pondría a su futura actividad política.

Ya lo anunció don Manuel: se trasladará a México para desde ahí cavar una trinchera desde la cual continuar con su proyecto constituyente.

Don Porfirio debió exponer ésta y muchas otras circunstancias antes que ceder blandito a todas las presiones que seguramente le hicieron. No dudamos que hubo presiones. Entendemos que hayan intentado torcerle el brazo, y asi se observa del lenguaje corporal de quienes aparecen en las imágenes del acto de firma del convenio.

Lo que sucede es que ante el standard de decoro y pundonor nacional que nos ha dejado don Roberto Micheletti, queremos a un hombre prudente y pragmático a la cabeza del gobierno. No a un blandengue. Esperábamos que don Porfirio se tomara su tiempo y se mostrase flexible pero firme; que tuviera la habilidad y el carácter para saber en qué decir NO.

He dicho antes que hay que esperar a que el gobierno tome posesión y comience a hacer lo propio. Desear su exito. Pero habiéndose pronunciado don Pepe en el sentido de que hay dos presidentes y actuando como si él es uno de ellos cuando aún no lo es, torna necesario adelantar las críticas que sobre su gobierno deben hacerse.

Si es tan blandengue, ¿qué podemos esperar de su conducta cuando sus funcionarios sean cuestionados y se sospeche que son corruptos? ¿será compasivo con ellos? ¿cómo explicar que pretenda nombrar en importantes cargos a funcionarios que desde hace años están cuestionados intensa y ampliamente? ¿les ofrecerá salvoconducto si los acusa el Ministerio Público y la conciencia nacional?

Eso, ¿sería justicia?

miércoles, 20 de enero de 2010

Quebrarse los Dientes y Agachar la Cabeza




Durante casi ya siete meses, Honduras ha asumido como nunca antes, una postura que ha sorprendido a todo el mundo. Incluso a los hondureños.

Siempre dependiente de créditos, dádivas y cooperación, de la noche a la mañana Honduras ha debido reorientar la financiación de su déficit mediante el endeudamiento interno, y los prestamistas nacionales han tenido la capacidad para financiar el gasto público.

En el sector privado, los cambios también han debido realizarse prontamente. Ante el aislamiento, la promesa de mayor calidad ha contribuido a que el consumidor prefiera productos hondureños. Por su parte, los empresarios buscan soluciones creativas a sus dificultades.

En lo político, Honduras se ha dado el lujo de plantarse ante los "grandes" y decir que no. Y ese "no" fue verdaderamente, NO. Y no ha sido por capricho. Honduras se ha dado cuenta que aunque de valor geoestratégico muy grande, nuestro aliado más importante nos ha visto como deshechables, apostando a la debilidad de la economía venezolana.

Hoy, el hombre a quien elegimos presidente, nos dice, "¡No crean que podemos salir adelante!" "Lo que dije sobre triunfar, ¡Era de mentiritas!" "¡Si no bajamos la cabeza, nos sopapean!"

Teniendo la confianza del pueblo hondureño para gobernar con una mayoría sin precedentes, a don Pepe no le basta nuestro apoyo. No somos suficientes para él. Él necesita que la Comunidad Internacional le aplauda. Por eso no quiere a don Roberto en el Estrado, porque prefiere desligarse y decir que él no tuvo nada que ver en el 28 de junio.

Ahora, dará salvoconducto a Mel Zelaya para que salga como "Huesped Distinguido" y no como asilado. Sin las restricciones que impone la institución del Asilo, el ex-presidente tendrá libertad plena para, con el apoyo del ALBA, preparar una actividad política que no traerá beneficio a los pobres, sino más incertidumbre, y quizá, más tensiones.

Nuestro futuro presidente parece estar navegando hacia donde sople el viento. Sin compás, astrolabio ni sextante, rechaza el GPS que le regaló el pueblo hondureño. Corriendo acudió al llamado que le hicieran desde la Dominicana para ir a someterse a la voz imperiosa a la que teme y ante la que se acobarda.

Si es así, don Pepe, ¡COMA MIERDA!

martes, 5 de enero de 2010

Una Carta al Presidente Lobo Sosa


Carta final para Pepe Lobo…

César Indiano

Señor Porfirio Lobo Sosa…

El 28 de junio del año que está por concluir nuestro país reinició su historia. Ese día, de forma casi unánime, la clase política haciéndose acompañar por los elementos más destacados del gremio profesional, militar, académico e intelectual… tomó la amarga determinación de destituir a un gobernante que tres años atrás había sido legitimado mediante un proceso eleccionario de corte democrático. La pregunta que el mundo se hace y se seguirá haciendo por mucho tiempo, es ¿Cuál es el grado de irresponsabilidad y atropello que debe alcanzar un mandatario para hacerse merecedor de un derrocamiento? Creo que la respuesta es bien sencilla, un gobernante se hace merecedor de una destitución en el instante mismo en que utiliza el poder para montar una tiranía personalista valiéndose de trucos. Es decir, cuando un gobernante legítimamente elegido por la voluntad soberana de un convenio democrático, renuncia a las obligaciones que por ley corresponden y a la vez deshonra los compromisos contraídos en el pacto social, entonces, se crean las condiciones para una rebelión.

Dicha rebelión es un derecho casi natural de las sociedades pero, al ser instintivas y en muchos casos espontaneas, las rebeliones casi siempre traspasan los límites y los alcances de la legalidad. El derrocamiento, el golpe de estado y la destitución forzada de un gobernante, no son figuras simpáticas a la luz de las leyes y las convenciones democráticas. Pero la principal desventaja de toda ley – especialmente aquella que se funda en el derecho constitucional – es que no puede regir con certeza el instinto de libertad y el espíritu de insurrección que subyace en el corazón de los pueblos. El pueblo – entendido no como simple masa, sino como auditoría y vigilancia – no responde ante las tiranías con elaborados y artificiosos argumentos legales porque ningún pueblo es docto por elección, pero todo pueblo es sabio por naturaleza. Quiero decir señor Lobo, que el pueblo es capaz de ganar todas aquellas batallas que fatigan y cansan a los políticos y a los juristas. Porque el pueblo, al vivir en carne viva las realidades del entorno, no pone la ley por encima de la justicia ni antepone la legalidad por encima de la inteligencia. El pueblo siempre tiene la posibilidad de mantenerse lúcido aun cuando sus representantes – en el plano político o jurídico – se muestren ofuscados, desorientados o perdidos.

¿A dónde quiero llegar? Bien, el 27 de enero del 2010 vamos a poner en sus manos un país que estuvo a punto de desaparecer. Un país que estuvo a un paso de ser secuestrado por un individuo que deshonró desvergonzadamente los acuerdos más elementales de la convivencia nacional y que planeó, en nuestras propias narices, un plan macabro para remolcar nuestra indefensa nación a un sistema de tiranías internacional que cada día infesta los vulnerables climas democráticos de América Latina. Dicha maniobra, que seguramente usted conoce de primera mano, consistía en hacernos creer que “todo era normal” que “era una simple consulta ciudadana” que “no había mala intención” y que “todo era por nuestro bien”… y lo más inaudito es que el orquestador de toda la maniobra – aprendiz de tirano y manipulador insaciable – tuvo arrojo y facultad para establecer una plataforma jurídica y un andamiaje propagandístico tan formidable que la sociedad entera estuvo a punto de ser hipnotizada.

Ahora bien señor Lobo ¿quién fue el primero en parar las orejas y quien fue la primera en abrir los ojos cuando los transgresores de la ley, disfrazados de reformadores socialistas, cabildeaban en la sombra para comprar y chantajear autoridades que a sus vez les permitieran legitimar sus abusos? Quiero recordárselo, fue una honorable mujer llamada Armida Villela de López Contreras y un político que ya estaba de retirada, llamado Roberto Micheletti Bain. La primera manifestación pública que confrontó sin ambages a todos los bandidos que se colocaron caretas socialistas para tramar el desplome constitucional de nuestro país, tuvo lugar en una acera de la circunvalación sampedrana y estaba integrada por un grupito de cándidos protestantes liderados por la señora Armida Villela de López Contreras denunciaban el irrespetuoso tinte socialista que el gobierno de turno le estaba dando a la célebre reunión de la OEA, misma que tuvo, casi como único punto, la reinserción de Cuba como miembro integral de la organización.

Por su parte, el señor Micheletti, trataba de blindar la mayoría del congreso con el fin de que el quórum y las bancadas no cedieran a las tentaciones y provocaciones de un poder ejecutivo que todos los días merodeaba el parlamento a través de un mercado negro de voluntades políticas. Sé de primera mano que por órdenes expresas del ejecutivo, la mayoría de los diputados recibieron ofertas, montos oscuros y pagos bajo la mesa para que cedieran a la filtración de decretos indecentes. ¿Cuántos cedieron? Cuesta saberlo, pero a juzgar por las zancadas que el Proyecto Socialista daba en los pasillos de Congreso, da la impresión que fueron muchos. De no ser así el decreto Petrocaribe y la matrícula del país en la secta del ALBA… no hubiera sido posible. Entonces, ¿de qué estrategias de valió el señor Micheletti Bain para repeler los ataques continuos de un poder ejecutivo que por cada día duplicaba su ofensiva y asaltaba la frágil voluntad de los parlamentarios? Todos los sabemos señor Lobo, por un lado Micheletti hizo un trabajo fino con las suplencias del parlamento y por otro, enfrentó políticamente a un gobernante que ya estaba actuando al margen de todos los arbitrios morales, legales y constitucionales..

Los primeros choques de Micheletti con el ejecutivo no levantaron fuego en el ámbito mediático internacional pero en esta primera etapa – y casi en silencio – Micheletti logró conservar la titularidad de Omar Cerna y Rosa Bautista en la Fiscalía cuando la fallida “huelga de los fiscales” y además logró salvar la cabeza de la Corte Suprema de Justicia. Recordemos que una prioridad del Proyecto Socialista – al estilo Mel – era decapitar la Corte Suprema (que era el equivalente a tomarse un cuartel).

Micheletti Bain peleó esta batalla decisiva casi a solas porque él tenía una clara conciencia de lo que se estaba tramando en el subsuelo del ejecutivo. En las tareas subsiguientes, que incluían el derrocamiento final y la salvación a última hora de nuestra frágil democracia, Micheletti cerró filas con los demás sectores de la nación – valga decir con los empresarios, los militares, los profesionales y los intelectuales de vocación democrática – pero a la vez creó una desafiante disyuntiva para que la Clase Política que hasta el día 28 de junio se había mostrado vacilante y timorata, asumiera una postura firme y coherente con respecto a los dramáticos eventos del domingo 28. El veredicto casi unánime del Poder Legislativo para aprobar la destitución del señor Zelaya, no fue señor Lobo, una casualidad del destino. Fue el resultado de un desafío frontal que el señor Roberto Micheletti le hizo a todos los congresistas… sólo entonces el parlamento estuvo consciente de que se estaba jugando el pellejo a corto plazo.

Sólo entonces los diputados abrieron los ojos y entendieron que la historia los llamaba para una batalla ineludible. Después vino lo demás: cuando el pueblo vio que por primera vez en décadas los parlamentarios creaban un frente común para defender la democracia, miles de personas nos unimos a la campaña. Por única vez en su historia, los hondureños nos pusimos de acuerdo en algo y aquella embrionaria manifestación promovida tiempo atrás por la señora Armida Villela López de Contreras en las aceras de San Pedro Sula, fue creciendo de tal modo y con tal convicción que no hubo poder externo ni amenaza interna capaz de hacernos retroceder: Jamás olvidaremos las masivas marchas pacíficas que salieron a las calles, por única vez en la historia, a disputar sus verdades en un territorio históricamente tomado por las mentiras de un populismo demagógico que hoy se ha remontado a escala continental

Nunca pierda de vista este detalle señor Lobo, nosotros salvamos la democracia lanzándonos a las calles y enfrentándonos a las amenazas de un mundo encolerizado. Nosotros nos fuimos a las calles en masa, invitamos a nuestros abuelos y a nuestros hijos y con banderas blancas, flameantes y delirantes, le dijimos al mundo que aquí le pondríamos un alto a las frenéticas tiranías seudo socialistas que se vienen promoviendo desde América del Sur con el visto bueno de gobernantes cínicos que no dan señales de frenar en su extensiva cruzada de ira, saña y tiranía. Nosotros nos rifamos el pellejo y nos disputamos las avenidas con nuestros adversarios ideológicos, creamos redes de comunicación para compartir sentimientos e ideas, establecimos puentes humanos y nos mantuvimos en contacto permanente durante toda la faena. El arduo proceso nos obligó por primera vez a hablar, a debatir, a confrontar y a resistir. La lucha civilizada de nuestra causa hizo florecer espíritus que estaban humillados, personajes que estaban sometidos, ideas que estaban reprimidas y voluntades que se habían opacado. Tenemos varias décadas de estar hablando señor Lobo, de “capital humano” pero nadie sabía dónde se encontraba dicho capital. Hacía falta una agresión política internacional, para que las energías mentales, políticas e intelectuales de nuestra nación se desataran rebosantes sobre las llanuras estériles de la confusión y el engaño.

En el proceso por hacer prevalecer nuestro derecho constitucional y nuestra soberanía patria, todos perdimos algo. Desde cosas mundanas como una visa, un negocio redondo, una renta o un inmueble. Hasta cosas sublimes como un amigo, un pariente o un prestigio. Pero como estábamos peleando por una causa que iba más allá del interés personal, todos llegamos al consenso de que la batalla tenía un alto precio. Lo pagamos y jamás lo vamos a lamentar, lo pagamos porque hoy sabemos que nadie tiene derecho a disfrutar las plenitudes de la democracia si no está dispuesto a dar una cuota de sacrificio por defenderla, conservarla y perfeccionarla.

Ahora bien, la lucha tenaz que nos obligó a duplicar nuestros esfuerzos y a resistir sin temor las amenazas de un mundo manipulado por politiqueros y expertos oportunistas que gobiernan las organizaciones supranacionales (OEA; ONU, EU etc.), desencadenó ciertos liderazgos de emergencia y entre todos ellos, el más valioso y a la vez el más inspirador, fue el de Roberto Micheletti Bain. Pero dicha inspiración funcionó en doble vía, Micheletti pudo pararse con firmeza frente al mundo porque sabía que detrás de él había un pueblo convencido de su tarea. Atrás de Micheletti, haciendo el trabajo de peones, nos movilizamos miles de hombres y mujeres que no bajamos la guardia y que nunca negociamos nuestras convicciones. Escribimos, viajamos, marchamos, debatimos y luchamos en nombre de algo que se llama democracia…

Esa democracia – defectuosa y disfuncional – fue la que hizo posible su elección el 29 de noviembre del 2009.

Ahora la ponemos en sus manos y le decimos ¡cuídela, hónrela, protéjala, consolídela y defiéndala!... no la subestime, no la mal interprete, no la caricaturice. Sabemos que debido a su propio programa político como candidato del Partido Nacional y que debido a las tácticas publicitarias de su propia campaña electoral, usted se abstuvo de tomar partido de manera tajante cuando el conflicto más lo demandaba. Nadie le recrimina dicha postura y nadie en su sano juicio, reprobará su conducta ante los hechos más dramáticos que nuestro país acaba de vivir. Pienso que la abstención es un derecho legítimo que la democracia respeta pero igual pienso – con todo el respeto que usted se merece – que la indecisión política y la vacilación doctrinal genera dudas y revive la desconfianza. En las circunstancias actuales y debido al intenso y amargo momento que acabamos de vivir como nación, todos tenemos los ojos puestos en usted señor Lobo. Hemos duplicado las expectativas y las esperanzas en un país mejor pero el concepto que hoy tenemos de “país mejor” ha cambiado radicalmente… y creemos que para bien

En estos momentos especiales de la historia hondureña, ya nadie está dispuesto a quedar excluido del Plan de Nación que usted tiene entre manos, sectores históricamente silenciados y grupos tradicionalmente ultrajados – me refiero concretamente a los profesionales, a los intelectuales, a los emprendedores y a los políticos – han aprendido la lección en breve tiempo y están dispuestos a dar batalla toda vez que un gobierno se aferre a los desenfrenos del pasado. El legado fundamental de la batalla recién librada, misma que dejó fatigados a casi todos los que participamos activamente, es la rapidez mental. En estos momentos, rápidamente captamos cuando las personas juegan con cartas bajo la mesa. Rápidamente detectamos cuando los gobernantes están fuera de foco y rápidamente discernimos cuando alguien nos quiere dar atol con el dedo. Hasta el día hoy – 29 de diciembre del 2009 – usted no nos ha dado razones para creerle ni motivos para juzgarlo.

Cuando el 29 de noviembre nos volcamos a votar masivamente en una vorágine de amenazas y advertencias de un mundo enfurecido por nuestra implacable rebeldía, teníamos tres propósitos claros, el primero, demostrarle al mundo que esta vez no teníamos ganas de obedecerle. Dos, culminar el proceso de restitución con una elección democrática que fuera masiva, trasparente y contundente: dejándonos al frente de un nuevo gobernante elegido según nuestro criterio cívico. Tres – este era el más importante –, convencerlo a usted de que estábamos hablando en serio y de que nuestro proyecto era fundamental para garantizar nuestra continuidad como nación soberana. Los dos millones de votantes sabíamos perfectamente que en nuestro inmenso barco, viajando hacia la libertad, iba un marinero incrédulo que se negaba a remar: ese era usted señor Lobo. Usted remó con nosotros señor Lobo, pero sin convicción y con desgano. Usted viajó con nosotros señor Lobo, pero sin mojarse las talegas. Finalmente llegamos a puerto seguro y en vez de juzgarlo por sus actitudes vacilantes ¿qué hicimos? lo nombramos capitán de la embarcación para la siguiente jornada, entonces yo le pregunto ¿qué más espera que hagamos para hacernos plenos merecedores de su confianza? ¿Se siente usted preparado para guiarnos en la nueva travesía sobre un mar convulsionado?

Ahora, mientras nos acercamos al día de la Sucesión Presidencial – misma que tendrá lugar el día 27 de enero del año que recién comienza –sus actitudes pre gobernativas no nos parecen muy alentadoras. Sin embargo, aun no tenemos derecho a precipitar criterios sobre una gestión que ni siquiera ha comenzado. Cabe decir que aun desconocemos sus prioridades ejecutivas, sus principios fundamentales y sus criterios administrativos (su carta de navegación).

Quizá nadie sepa a ciencia cierta qué es lo que cabe hacer en materia económica y fiscal, dadas las graves circunstancias en que usted recibe la república. Pero al menos quisiéramos hablar un lenguaje claro en materia política. Quisiéramos que tomara los riesgos políticos que implica ponerse al frente de un país mal herido, que asumiera los peligros inherentes que conlleva gobernar una nación estremecida por las confusiones ideológicas. Quisiéramos señor Lobo, que retribuyera un poquito de todo lo que ha recibido y recibirá, haciendo un juramento leal con la democracia y la libertad. Dos millones de electores están dispuestos a perdonar a un gobernante que postergue del despegue económico, pero no creo que estemos dispuestos a soportar por enésima vez una nueva burla a la inteligencia. Es muy probable que usted atribuya su éxito electoral a sus propios dones de popularidad, pero no deje por fuera las circunstancias en que fue elegido. En primer lugar, Roberto Micheletti no está pintado en la pared y posee los méritos necesarios para ser tratado mejor que a un villano.

Por si lo ha olvidado, Micheletti fue la roca sobre la chocaron miles de amenazas, coacciones e intimidaciones de un mundo manejado por expertos manipuladores que promueven el “bien social” en nombre de idearios no sólo desfasados sino también, depravados. Por si lo ha olvidado, detrás de Micheletti está una clase política que incluye a los dos partidos que aglutinan la inmensa masa electoral. Pero detrás de estos partidos se encuentra el escrutinio de un pueblo que vigila, celoso, todas sus acciones y sus reacciones. Todos estamos pendientes de su quietud y de su movilidad. De sus silencios y de sus expresiones. De sus planes y de sus improvisaciones. Todos tenemos la corazonada de que usted se encuentra inhibido por temores infundados que gracias a Dios, son infundados.

Teme gobernar sin la aprobación del mundo porque no ha entendido que nosotros estamos librando una batalla frontal contra un mundo confundido, porque no ha comprendido que por primera vez hemos tomado decisiones soberanas y autónomas sin pedirles permiso a los amos del planeta. Teme comenzar su gobierno con las arcas vacías porque ha que no ha entendido que el reparto desmesurado de dinero y la repartición de favores monetarios a diestra y siniestra, han sido las dos estrategias obscenas que han practicado desde siempre los políticos que labraron nuestra ruina económica.

Todos los temores señor Lobo, tarde o temprano acarrean desgracia y producen pobreza. Deje los temores a un lado y asuma con valor las ocupaciones trascendentales que le hemos confiado en el momento más interesante de nuestra historia. Ya no insista en la popularidad ni en el populismo, todo lo contrario, apártese de los inútiles y permita que los hombres y las mujeres más inteligentes de este país tengan espacios para la acción y libertad para la corrección. Declare fallida, estéril y sospechosa toda reunión que dure más de una hora. No haga tantas consultas ni promueva tantos diálogos, únicamente déjese guiar por lo correcto y por lo lógico. Recuerde que el exceso de diálogo, debate y discusión es lo que nos ha dejado fuera de toda competencia económica y cultural. Porque mientras nosotros discutíamos ardientemente cuales eran las salidas más convenientes e idóneas para salir de la pobreza sin llegar jamás a ningún consenso, otras naciones simplemente se agacharon a trabajar y a producir sin descansar. Recuerde, que algunas veces el diálogo lo mismo que la anarquía, suelen ser los refugios donde se ocultan los incapaces.

Teme no ser “bienvenido” en los grandes cónclaves del mundo porque según usted un presidente debe decorar y pulir la figura presidencial hasta volverla grata y simpática a la mirada mundial. No se trata de eso señor Lobo porque los políticos no son estrellas de rock ni peras en dulce… han sido los mismos presidentes quienes se han encargado de abaratar y disminuir la auténtica función del gobernante. En realidad, un gobernante serio debe ser celoso con su tiempo y con sus movimientos. Con el paso de los años hemos aprendido que las agendas internacionales, los cónclaves mundiales, las reuniones regionales y las cumbres políticas son las verdaderas lacras de la humanidad. A estas alturas el mundo sueña con gobernantes que trabajen hombro a hombro con su pueblo, con políticos que se involucren en la solución de problemas reales, con líderes en vez de llorar suden y que en vez de insultar produzcan. Estamos ávidos de dirigentes sencillos, realistas y lúcidos. Hombres que dejen atrás la vanagloria y que simplemente se dediquen a trabajar sin descanso con los que tienen méritos, buenas actitudes y capacidades genuinas. Las naciones están sedientas de políticos que no hablen, que no discutan y que no disientan… pues todo esto anega el mundo de discusiones banales y frívolas controversias.

De gobernantes que no humillen al pobre recordándole que “es pobre” y que no juzguen al rico insultándolo porque “es rico”. Ya casi todos los gobernantes intentaron ser auténticos eligiendo el camino fácil que es, declararse defensores de los pobres y en todos los casos terminaron haciendo el ridículo o labrando su propia calamidad política. Qué buena falta tiene este mundo de dirigentes que honren la prosperidad y que vean en el progreso de pocos el ejemplo de muchos. De dirigentes que entiendan que el rico puede ser premiado, honrado o cuando menos respetado. De gobernantes que no promuevan “el orgullo de ser pobre” ni el machismo brutal de “quedarnos con aquello que no nos pertenece”.

Responda señor Lobo ¿qué opinión le merecen aquellos que consiguen prosperar en naciones donde la miseria es casi total? ¿Ese grupito de personas – odiadas sin tregua –que se han negado a cumplir el trágico destino de miseria que se impone para todos… es para usted digno de algún halago? Según los falsos profetas, irónicamente llamados revolucionarios, los hombres prosperan únicamente porque roban, extorsionan y delinquen. Esto quiere decir que la única enseñanza que los pobres merecen es la delincuencia, si esto es así señor Lobo, cerremos todas las universidades y todas las escuelas y fundemos una inmensa Academia del Delito. Si aplicamos ciegamente el dogma marxista de que la prosperidad proviene únicamente de la fechoría, entonces olvidémonos de la ciencia, de las artes, de las humanidades y de las técnicas de trabajo… y convirtamos al pueblo en una feroz masa de criminales.

Nada ganamos señor Lobo con mimar y proteger a los pobres. Si somos serios y si en verdad tenemos un interés viril por nivelar el bienestar común de la sociedad, debemos tener un punto de partida más certero y más franco: los gobernantes serios no miman ni protegen a los pobres y tampoco miman y protegen a los ricos. Los gobernantes serios no juzgan a los ciudadanos por lo que tienen o no tienen, los gobernantes serios no subestiman ni sobrestiman a sus compatriotas….

Los gobernantes serios, señor Lobo, solamente exploran, buscan y valoran las grandezas, las virtudes y los provechos que se esconden en cada ciudadano. Desde esta perspectiva nadie es pobre, porque desde esta perspectiva el ciudadano no pregunta cuánto va a recibir, cuanto le van a dar o cuanto le van a subsidiar. Cuando gobernamos con seriedad no interpretamos el gobierno como un asilo temporal de miserables, sino, como una empresa que le asigna obligaciones, compromisos y responsabilidades a todos los conciudadanos sin importar la condición racial, monetaria o académica de cada cual. Desde esta perspectiva usted no está obligado a repetir las políticas nefastas que premian al inútil y benefician al indolente.

En vez de repartir dinero y favores con la ilusión de incrementar su popularidad, reparta obligaciones, tareas y compromisos para ganar reputación. Recuerde señor Lobo que un presidente no se vuelve más o menos popular porque presuma afinidad o simpatía con los desposeídos, es al revés, un presidente eleva su notoriedad gubernamental cuando consigue que todos los compatriotas se sientan valiosos, apreciados y útiles. Eso solamente se consigue dejando en el olvido los complejos de superioridad y las dañinas ilusiones del Estado Benefactor. Eso se consigue cambiando, no la mentalidad del pueblo, sino la mentalidad del político. Si en vez del prejuicio usted se deja guiar por la realidad, sin en vez de vernos como pobres usted nos ve como ricos, si en vez de creer que somos tontos usted nos hace sentir inteligentes, si en vez vernos como marginales usted nos convierte en agentes de cambio, si en vez de vernos como desgraciados usted nos trata como bendecidos y si en vez de lástima usted nos prodiga respeto… que no le quepa duda, usted dará los pasos más firmes hacia el anhelado progreso que tanto hemos anhelado.

Como lo puede notar, mi carta es rica en conceptos e ideas quizá predecibles, pero lo más importante es que está impulsada por la esperanza. A la vez mi esperanza se alimenta de las ilusiones, sueños y expectativas de miles de personas que no tienen la posibilidad de escribirle una misiva y hacerse oír por la vía escrita. Yo me aferro a la democracia señor Lobo porque no me imagino una vida en el exilio, huyendo de la Policía Política que se ha diseñado y perfeccionado en los países secuestrados por tiranos. Yo me enlisto en la defensa de la democracia señor Lobo, porque tengo dos hijos y no quiero que en el futuro las personas que más amo, vivan sometidas a los dictámenes de un criminal endiosado por tontos. Nadie puede garantizarle a los suyos un porvenir de abundancia y holgura material pues ninguna nación está exenta de calamidades naturales, guerras imprevistas y hambrunas que llegan de golpe. Pero sí podemos asegurar un futuro digno para nuestros hijos, sí podemos crear sociedades que estén dispuestas a dar la vida por la libertad. Sí podemos delinear un país donde los que sienten pobres no vendan su libertad por una cazuela de arroz en miga y donde los que se sienten ricos se vean obligados a dar un paso hacia adelante y convertirse en patriotas.

Sí podemos crear un país que prospere sin necesidad de atropellar a nadie y sí podemos crear un país donde la democracia no se convierta en una treta para engañar a los distraídos… si en el futuro mis hijos quedaran atrapados en las manoplas de un tirano, si a mediano o largo plazo fueran humillados por un cruel dictador, desde ya señor Lobo, me declaro culpable. Desde ya señor Lobo, lo declaro responsable. La tarea más urgente de su gobierno, el cual tiene la bendición de no haber iniciado, es poner la dignidad por encima de las conveniencias, la cultura por encima de la ignorancia y la libertad por encima del sufrimiento. Todas las tareas siguientes deben ser consecuencia de esto…

Finalmente señor Lobo, no tema. Usted no está sólo aun no está solo. No eche de menos la presencia de malhechores en sus actos políticos. En vez de una solemne ceremonia de traspaso, organice una celebración para festejar la libertad y la democracia. En vez de una congregación de enemigos que validen hipócritamente su preeminencia, reúna a los dos millones de amigos que hicimos posible su asunción y su elección. Honre a don Roberto Micheletti y póngalo en primera fila. Honre, invite y agradezca sin temor la presencia de todos aquellos que trabajamos sin tregua para salvar el país de las nuevas tiranías continentales. Convoque sin excepción a todos aquellos que dieron su cuota de sacrificio para que la elección del 29 de noviembre no fuera lanzada al basurero de la historia. Realce nuestro aporte y comience su gobierno con un acto de gratitud patriótica…

¡Dos méritos gloriosos tiene para la historia, don Roberto Micheletti Bain, por un lado no se enamoró del poder y más bien se volvió un garante de la continuidad democrática. Por otro, nunca dio signos de flaqueza ante las amenazas y las advertencias de los alborotadores internacionales... en caso de haber cedido a cualquiera de estas tentaciones, su elección señor Lobo, no hubiera sido más que el bonito recuerdo de “algo que no pudo ser”…!

¡Jamás pierda de vista que usted ha sido elegido por dos millones de adultos serios y responsables, dos millones de vigilantes atentos que no nos perderemos un sólo episodio de sus actuaciones!

¡En el pasado varios gobernantes fueron sacados del poder por la puerta trasera, no precisamente por las conjuras de los gobernados, sino, por los alardes de tiranía y mediocridad que impunemente adoptan los gobernantes!

¡No menosprecie esta carta, porque la misma recoge el sentimiento honesto y sincero de una multitud que ha conjugado sus voces, sus clamores y sus sueños!

¡Para construir la Honduras que siempre hemos soñado no necesita señor Lobo, ni dinero, de aprobación internacional, ni fama mundial, ni consentimientos de ningún tirano… sólo nos necesita a nosotros, sólo ocupa nuestras energías, nuestros talentos, nuestros recursos, nuestras destrezas y nuestros brazos!

¡Manos a la obra!

29 de diciembre del 2009.

¡Vendrán Tiempos Mejores!

¡Vendrán Tiempos Mejores!
A few clouds over an overwhelmingly blue sky