martes, 5 de octubre de 2010

¡Extremismo!

Entre tantas cosas de las que se ha abusado en Honduras, en estos días cuando todos asumen posiciones, está el término ‘extremismo’.

¡Con cuánta frecuencia uno llama ‘extremista’ a otro! ¡Con qué facilidad nos llamamos a otros 'radicales'!

Ante ello, como es natural, muchos hondureños prefieren asumir posiciones ‘neutrales’ o ‘de centro’. Hacen bien, en general, porque una posición sosegada y prudente contribuye a una discusión que no solo es más elegante, sino que además permite encontrar coincidencias y bases sobre las cuales construir a Honduras.

Sin embargo, el término ‘Extremismo’ sigue siendo abusado. No puede ser extremista quien adopta una postura ideológica y la sostiene con argumentos sólidos. Más importante que la etiqueta con que identificamos a alguien por sus ideas, es la conveniencia de que todos piensen y estructuren su propia visión del estado de las cosas. Después de todo, una democracia se nutre de la capacidad de los pueblos de superar sus diferencias, y no de su homogeneidad cultural, étnica ni filosófica.

Tampoco podemos minimizar los argumentos de otro acusándole de tener pensamientos ‘ideológicamente definidos’. ¡Claro que debe haber posturas ideológicas! ¡Sin ella no hay plan ni estrategia posible!

Es peligroso dejarse intimidar por la posibilidad de ser tildado de extremista.

Valoro la libertad. Me siento afortunado porque no tengo más limitaciones que las mías propias y las que me impone la Ley para asegurar las libertades de los demás.

Por supuesto que el sub-desarrollo en que vivimos obstaculiza muchas de mis posibilidades para desarrollar mi pleno potencial. Más aún para los más pobres y menos afortunados, pero la pobreza espiritual y mental que prevalece en Honduras nos limita a todos.

Estoy convencido de que la mejor manera de desarrollar a Honduras y a Centroamérica es mediante el desarrollo de una economía abierta, de mercado libre, con un mínimo de regulación gubernamental que se ejerza por medio de un sistema judicial justo, independiente y capaz de ejecutar lo juzgado. Que debemos reducir el tamaño del gobierno central y conceder personalidad jurídica a los departamentos para que puedan constituir autoridades locales efectivas capaces de generar su propio desarrollo, brindar a nivel departamental todos los servicios y tributar a Tegucigalpa una fracción de su riqueza y no la casi totalidad, como se hace actualmente.

Creo que debemos desarrollar la sociedad anónima y los mercados de verdaderos valores, donde se compren y vendan acciones, bonos, certificados de depósitos, en lugar de transar únicamente préstamos caros disfrazados de Pagarés; y que son los particulares –y no el Estado- quien debe desarrollar dichas instituciones. La intervención estatal debe en este momento concentrarse principalmente en contribuir a elevar las posibilidades de supervivencia de las pequeñas empresas durante los primeros diez años de su vida para así potenciar sus probabilidades de convertirse en grandes empresas.

Nuestra población está menos aislada y ha visto más del mundo. Estoy convencido de que estamos listos para iniciar cambios que nos conduzcan a una condición de economía y país vibrante sin cambiar la Constitución.

No es correcto ni respetuoso que alguien me llame extremista por pensar diferente a él o ella. Un argumento en contrario a mis convicciones debe conducirme a la reflexión y a considerar una modificación de mis posiciones si el otro es capaz de argumentar con sustancia y de manera convincente. En el momento guardaré silencio y ponderaré posteriormente aquella alegación. Después de todo, solo los tontos no cambian de opinión.

Cosa distinta ocurre cuando una deliberación es interrumpida tajantemente señalando al otro de ‘extremista’. Ante ello se devalúa el debate y se demerita la calidad del interlocutor.

En esta época de La Sinrazón, cuando los argumentos no son respondidos con argumentos sino que con los votos de una abrumadora mayoría, y peor aún, con brusquedad, hay que temer, no al extremista, sino al que lo tilda de tal.

Tegucigalpa, 5 de octubre, 2010.

¡Vendrán Tiempos Mejores!

¡Vendrán Tiempos Mejores!
A few clouds over an overwhelmingly blue sky