Tras decidir albergar a Mel Zelaya y a al menos 100 de sus simpatizantes, Brasil se ha involucrado sobremanera en el conflicto interno de Honduras. Más allá de un simple acto de solidaridad, el gobierno brasileño tomó conscientemente la decisión de cobijar a un hombre cuya presencia en Tegucigalpa no podía sino significar una amenaza a la paz de un pueblo que en nada ha perjudicado a Brasil.
Los disturbios, saqueos y vandalismo ya comenzaron. Los vecinos de la Embajada de Brasil ya denunciaron públicamente a los 'pacíficos' manifestantes que perturbaron su paz, saqueron sus alacenas, aterrorizaron a sus familiares y empleados.
El mismo Lula admitió no haber esperado que Mel organizara un fortín y una insurrección desde su embajada. Ahora, tiene el descaro de alertar contra la posibilidad de que Honduras allanase la sede diplomática para capturar a Mel.
Más bien ha debido salir corriendo a suplicar el apoyo del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas porque Honduras le amenaza. ¡Qué ridículo papel! Con razón veo en los periódicos brasileños en línea, las manifestaciones de vergüenza que hacen sus ciudadanos ante la gestión de sus gobernantes.
Solo falta que repitan la historia de Haití. Bien dijo don Albert Einstein de bendecida memoria: el espacio y la estupidez humana, no tienen límites. Lo primero aún no ha sido probado; de lo segundo, no tengo ninguna duda.
hola amigo, cada dia se inspira más para escribir, y tiene toda la razón un gigante tropieza, y la caída de éste será muy dura
ResponderEliminarEl señor Zelaya Rosales deberia usar los pocos momentos de lucides que tiene para darce cuanta que el no esta ni ganando ni perdiendo, si realmente ama este pueblo como dice amarlo: Que de una ves por todas se vaya! Que la historia lo absuelva o lo acuse, pero en e ste momento no nos interesa su presencia en nuestro pais.
ResponderEliminar