sábado, 10 de octubre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
Educación para Triunfar
Se oyen voces de quienes hablan de revertir la injusticia, de incluir a los excluidos, de proteger a los desposeídos, de recuperar la libertad, de la luz del estado benefactor, de la urgencia de una nueva constitución para salvar a Honduras.
Sin embargo, no sé cómo piensan lograrlo. Creen que ser rico es malo; por tanto, que no se puede tener negocios privados. También piensan que el estado debe proveer de bienestar; en consecuencia, que los entes de previsión social sustituirán a los agentes económicos explotadores.
Sobre todo, no entiendo cómo pueden relacionar la idea de 'libertad' con sus proyectos políticos. ¿Cómo hacer que Honduras sea próspera, sin hondureños productivos, modernos y generadores de riqueza? ¿Cómo forjar hondureños creativos, seguros de sí mismos y emprendedores, si quienes dicen que quieren su bienestar, no asisten a dar clases?
Honduras es la gran cuna de los legendarios próceres de la independencia centroamericana. Aquellos fueron hombres cultos, civilizados, instruidos, valientes, honrados y caballerosos. ¿Qué clase de hondureños formamos hoy? Si yo fuera maestro que ama a Honduras y me declarara "en resistencia", daría clases con ahínco, esforzándome para enseñar a mis muchachos que con el estudio se debe dignificar a Honduras; que si ellos tienen éxito y triunfan, Honduras estará orgullosa de ellos.
Pero no. El objetivo parece ser otro.
Mi respeto para los maestros que han continuado enseñando, educando, aún pronunciándose en contra de lo ocurrido el 28 de junio. Optimista siempre, creo que los niños que cursaron primer y segundo grado en este fatídico año 2009, encontrarán la forma de salir adelante. Lejanos están los días cuando los niños eran de todos y no sólo de sus padres. Aún así, vendrán los tiempos mejores.
domingo, 4 de octubre de 2009
Una Constituyente Impertinente
La nueva inclusión a las demandas del grupo que se autodenomina "La Resistencia" es la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Esta no es una demanda espontánea y profunda del ser nacional hondureño. Es parte del proyecto expansionista de Hugo Chávez y su Socialismo del Siglo XXI, que se aprovecha de la desilución y frustración que sienten muchísimos hondureños, por estar gobernados por muy malos políticos. Mel Zelaya es prueba de cuán malos pueden ser los políticos hondureños.
Pedir una nueva constitución es para obtener lo siguiente: a) un nuevo sistema de gobierno, no democrático; b) hacer concesiones territoriales a otros estados; y c) permitir que un nuevo caudillo permanezca indefinidamente en el poder. Estos tres 'deseos' son lo único que la actual Constitución deniega, y por eso, para lograrlo, se pide una nueva constitución.
La actual constitución puede mejorarse muchísimo. Por ejemplo, podríamos retornarle su personería jurídica a los Departamentos de Honduras; tener gobiernos departamentales que administren sus recursos y que tributen un porcentaje de su riqueza al gobierno central, que tendría que ser más pequeño.
Podríamos mejorar el sistema de representación política que tenemos en el Congreso, para que los diputados legislen y no anden repartiendo subsidios y 'haciendo obras'. Para eso están el FHIS, las secretarías de estado y las ONGs honradas.
Para eso no necesitamos una nueva constitución. ¿Quién la va a convocar? ¿Quiénes la integrarán? Y más importante aún: ¿Qué o quién nos garantiza que será cumplida y respetada, a diferencia de la actual?
Los cambios que necesita Honduras deben hacerse en el corazón y la mente sobria y tranquila de los hondureños. Que querramos ser mejor. Que definamos cuál es la importancia que concedemos a la integración centroamericana. Que no nos conformemos con ser 'pobres pero honrados'. Que generemos riqueza. Que la empresa asuma su responsabilidad social. Que el desempleado aprenda cómo generar empleos en lugar de buscar conseguirse uno.
La alternativa a ello es otra convulsión social que, estoy seguro, será procurada en los próximos años. El antídoto a ese esfuerzo foráneo es que los hondureños hagamos las cosas bien y entendamos que el bienestar personal que todos merecemos y necesitamos, está ligado indefectiblemente al bienestar colectivo.
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